domingo, 28 de octubre de 2012

PENDURANDO NO PENSAMENTO



Sea iste sol que chega na tardiña
trala mañán de chuvia despeiteada,
un rebumbio luminoso enriba da miña mesa.

Ruba ás estrelas cal foguete da festa 
que na noite de Santa Comba acende
de metrallado calidoscopio o ceo.

Chegue tódola foliada dos bailes
que rapazas e rapaces abalan
na eira a carón da molicie da casa.         

Enreden os nenos enriba da escuma
que no paisaxe do meu verso adurmiña
e fáganse son e melódica cantiga
no murmurio dos rezos das vellas.

Sea ista tarde - que xa noitiña vólvese -
un alalá pendurando no pensamento.




                                                                  * * *


Los primeros pasos de nuestra lírica, dados en el Medioevo y redactados en una lingüística denominada "galego-portugués- (koiné) crecen en el Rexurdimento alrededor de 1863, con la publicación de Cantares Gallegos de la mítica Rosalía de Castro, expandiéndose en diversos estilos hasta la actualidad en que, el repertorio poético de los autores galaicos, representa una significativa presencia.



Sea este sol que llega al atardecer
tras la mañana de lluvia despeinada,
un alboroto de luz sobre mi mesa.

Trepe a las estrellas como el cohete de la fiesta
que en la noche de Santa Comba enciende
de ametrallado calidoscopio el cielo.

Venga todo el jolgorio de los bailes
que  muchachas y muchachos zarandean
en el espacio pegado a la molicie de la casa.         

Jueguen los niños sobre la espuma
que el paisaje de mi verso adormece
y háganse son y melodiosa cantiga
en el murmullo del rezo de las viejas.

Sea esta tarde - que ya se vuelve anochecer -
un alalá pendiendo del pensamiento.



Es importante destacar frente a la traducción, aun de los propios trabajos como en este caso, que existen palabras propias de nuestro coloquial, que no pueden hallarse en el castellano como sinónimos. Tal es el caso de tardiña, foliada, abalan, eira, noitiña y, por supuesto, el cierre metafórico que da nombre al poema: Pendurando no pensamento.

Es de honor confesar que tampoco es mi empeño el traducir mis poemas manteniendo la cadencia o la métrica en las estrofas, a las que concibo, solamente, en el íntimo acento de nuestra lengua.

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