jueves, 10 de abril de 2014


HIT PARADE: LA NOCHE BOCA ARRIBA, DE JULIO CORTÁZAR


                                                                                                             POR FERNANDO VEGLIA
    CRÍTICA LITERARIA
2013-04-18 15.51.10


Durante mi infancia, había escuchado algunas apreciaciones sobre el autor de “Rayuela” y “Bestiario”; decían que tenía un estilo refinado, que jugaba con los géneros literarios a su antojo, que lograba trasladar al lector a mundos fantásticos, que sus personajes eran entrañables.

“La noche boca arriba” pertenece al libro Final del juego (1956) y fue la primera impresión que tuve de las letras de Julio Cortázar; lo leí en un grueso libro escolar, de esos que contienen textos de diversos autores e incontables ejercicios. Trataba de un hombre que salía de la ciudad en motocicleta y la atravesaba placenteramente hasta que sufría un accidente. Varias personas lo socorrían, llevándolo a una farmacia de barrio y aguardando la ambulancia. En el hospital, después de algunos exámenes, fue llevado al quirófano y anestesiado; había que operarlo. Sin embargo, el sueño olía a pantano. El hombre, un moteca, escapaba de los aztecas amparado por la noche; debía seguir una calzada y esconderse en la selva. Una bocanada de “olor a guerra” lo sobresaltó y el motociclista se sacudió; tenía enyesado el brazo y suturado un corte en la ceja. La fiebre lo hostigaba y, algo incómodo en la cama, logró dormirse. El moteca corría en plena noche, lamentándose haber extraviado la calzada. Sintiéndose rodeado, aguardó unos instantes. Luchó con un enemigo y, finalmente, fue capturado. La fiebre despertó al motociclista, distinguió la sala del hospital y a los otros enfermos. Recordó el vacío entre el accidente y el momento en que lo levantaban del suelo, supuso que había atravesado enormes distancias a través de ese hueco. El agua mineral calmó su fiebre y volvió a dormirse. El moteca despertó en el calabozo de un templo, estaba estaqueado al suelo y aguardaba el turno de ser sacrificado. Los acólitos del sacerdote lo arrastraron, a través de un oscuro corredor, a lo alto del templo. El motociclista gritó, intentó tomar agua y el sueño volvió a vencerlo. El moteca estaba listo para ser sacrificado, quería resistirse, huir, logró dormir, mientras continuaba inmóvil en la cama del hospital. El olor a muerte desvaneció el sueño y el sacrificador caminaba hacía el moteca, con un cuchillo en la mano.

Entusiasmado, quería leer más, quería Final del juego. A pesar de los ruegos a mis padres, no lo obtuve. Sin embargo, manos amigas me acercaron una fotocopia de “La autopista del sur”, texto que redobló mi entusiasmo y que pertenece a Todos los fuegos el fuego (1966).

“La noche boca arriba” es un texto lúdico; el autor nos invita a trasladarnos de una época a otra y a descubrir la verdadera. La acción transcurre en el imperio azteca, en ocasión de una guerra florida que se entremezcla con la actualidad. En sus líneas, realidad y sueño son enlazados hasta el final y el tiempo oscila entre presente y pasado. Descubierto soñado y soñador, distinguida la realidad, es sencillo establecer el orden cronológico de los acontecimientos.

Julio Cortázar, considerado uno de los autores más creativos de su época, nació en Bruselas, llegó a Argentina a los cuatro años de edad, fue maestro normal y profesor de literatura; colaboró con varias revistas; emigró a Francia en 1951 y trabajó como traductor para la Unesco. Publicó numerosas y reconocidas obras, caracterizándose por un estilo innovador y lúdico; algunas llegaron al cine. Falleció en 1984, aunque su espíritu inquieto continúa sorprendiéndonos.



La noche boca arriba (1956), de Julio Cortázar (1914-1984), escritor argentino.




Artículo publicado por periódico Irreverentes para periodico Irreverentes

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