domingo, 31 de agosto de 2014

ARTÍCULOS LITERARIOS



POÉTICA DE SÍMBOLO Y TEMPLE



                 Coincidamos en que "la poesía no se escribe con recursos”, las figuras de dicción, de construcción, de pensamiento y los tropos, solo tienden a escenografiar más palpablemente las imágenes de la lengua, apuntando al fin artístico. Este fin necesitará de palabras claves, adjetivales, personificación, antítesis. 
A través de todos estos atributos, el hablante lírico habrá de llevarnos al objeto lírico para desnudar el motivo, el tema de la lírica. Mas, nada tendrá fime edificación sin el temple, el ánimo lírico que sostiene la creación. 
El mundo del poeta, universo personal,  particular, irrepetible de sentimientos, boga entre dos aguas, realidad y espíritu -tomando como espíritu la no materia-, sin que por ello, deje de ser carne y latido. Emoción única que se multiplica. Fenómeno que claramente se entiende cuando un poema nos contagia el mismo estado anímico de su hacedor. Recuerdo estos versos “Me calcina sed de ti / de tu propia sed / sed que me seca”… y siempre, me provocan sed. Para ir sobre el punto, me influencian, me llevan a la realidad de la sed que el poeta ha sentido y recreó en mi propio cuerpo.

Asimismo, el temple del poeta,  permitirá que la obra sea perdurable más allá de su propia identidad . No referenciaremos al Poeta, referenciamos la magnitud de la creación que trascendió lo terreno, llegó a lo intangible, al espíritu.

Bruno R. Candelier analiza que “además de la percepción sensorial del mundo circundante se tiene un conocimiento intuido de las cosas”, sin duda, gracia concedida a quien escribe desde la interioridad, como escribe el poeta. Sin esta virtud revelada y reveladora, ¿cómo escribir sobre la fe o el amor? ¿Cómo develar la soledad desde el plano interior de la soledad? Y además, cómo encontrar el rumbo hacia lo bello -según Platón, “el sentimiento de la belleza culmina en Dios”-sabiendo la magnitud de lo bello.  

Tras esta reflexión, oriento la obra de María Crescencia Capalbo, joven escritora pergaminense de versátiles recursos narrativos, en cuya obra encontramos como principales sostenes, símbolo y temple.

Leerla, es vislumbrar imágenes bajo tropos -futuristas, oximoron, asíndeton, hipérbaton,alegorías- porque Capalbo logra que las palabras de valor cotidiano tengan peso connotativo y en bellísimo lenguaje.

María Crescencia Capalbo, sin perder su integridad, logra bilocación, y, nutrida de sus elementos transita “hacia el afuera” con la iluminación de la belleza en los vocablos.

Cito al magitral poeta catalán Salvador Espriu, en “Inicio de cántico en el templo”: “…Mas hemos vivido para salvaros las palabras,/para devolveros el nombre de cada cosa,/…”, para orientar al Lector sobre la intencionalidad de Capalbo. La poeta pergaminense salva la palabra perenne, aunque modificada, reciclada, inaugurada y la enarbola de identidad, la vuelve lengua genuina, impostergada.

Sus cuentos, que figuran compilados en numerosas antologías, tantean costados humanos, miserias y sublimidades que los hombres y las mujeres concilian. 

En “Escritura sin fronteras”, XLVII Antología de Poesía y Narrativa Breve (2013) que reúne a autores seleccionados a nivel nacional e internacional, su cuento “Doble tragedia” acerca escenografía latentes con un cierre impecable. En primera persona, resulta difícil escapar a la onmisciencia, sin embargo el personaje, transita la historia con acertado manejo de cámara cinematográfica.

En “Argentina en Versos y Prosas” - Ediciones Raíz Alternativa (2013), María Crescencia figura con cuatro poemas que a continuación comparto. 



"Sombras del presente" podría considerarse un Nocturno, donde el Yo, queda en suspenso y pareciese convertirse en Nadie, también en suspenso por la figura de pensamiento en interrogación retórica.


SOMBRAS DEL PRESENTE


Yo,
mi sombra,
Mi cuerpo,
Mi esqueleto…
Mi propio fantasma…
Yo.

                    Como un naufrago sin rumbo
                    Como un angel caído
                    Como el aire que se exhala
                    Y ya, ya no da vida…
                    Yo.
                    Nadie.



"Éter", bella declaración amorosa en acróstico de nombre propio, que goza de versos acertadamente encabalgados. 


                                    ÉTER

                Juego en la penumbra de la
                Oscuridad, y el ruidoso
                Silencio, amor, no me permite percibir el 
                Éter de tu procedencia divina. 



"Valle sin salida", recurre a enumeración, símiles y personificaciones. Destaca hipérbole, visión casi desproporcionada de la realidad que hace que los soles estén exhaustos y la atmósfera ufana, oprima. 



                                                               VALLE SIN SALIDA 
                                                                        (Fragmento)


Senderos pedregosos 
valles acantilados
lunas pequeñas
soles exhaustos.
[…]
Verdes y amarillentos horizontes,
caminos anexos,
abismo literario,
atmósfera ufana que oprime.
Caída al interior,
viaje sin regreso,
sin retorno,
caída libre.
Valle sin salida,
flores oscuras,
pantanos inquietos,
bosques embrujados
horizontes muertos.
[…]sirenas tristes,
sueño , pesadillas,
valle sin salida.



En “Somos el Instante”, antilogía en continuada evocación, y sinestesia y anadiploxis de impecable significado.

SOMOS EL INSTANTE 
(Fragmento)



Somos el instante mismo
en que nos miramos por primera vez;
el instante en que nos quisimos
sin saber querer.
Somos el instante mismo 
de una noche dormida […] 
Somos el instante mismo
en que el amor 
nos gritó callado […]
Somos el instante incierto 
de un amor lejano,
que llevamos a la gloria […]
Somos el instante acordado
que una vez Dios quiso […]




María Crescencia Capalbo


En conclusión, razonamiento y técnica. Ritmo. Cercanía con el misterio. Ánimo y búsqueda de la belleza por el sometimiento del lenguaje. Genio y oficio, y sin duda, talento.
Motivos más que suficientes para llegarse hasta la poética de la talentosa escritora pergaminense.



                                                                         * * *

Los poemas expuestos son autoría de María Crescencia Capalbo, y a ella pertenecen todos los derechos y atributos sobre los mismos.
La foto le pertenece a María Crescencia Capalbo.

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