viernes, 19 de septiembre de 2014

POEMA AMOROSO


                                                                     PRÓDIGO AMOR
  

                                                                                     A Milagros


Mírala, desde siempre
desde el principio
desenfrenada, oculta, auténtica
Es anterior a la palabra escrita
vida de una tarde, amor de Hércules
el hierro forjado de la puerta
Ella reveló la magia
del libre albedrío
Ella tuvo el libro en sus manos
esta mañana ha llorado de amor
La fecha de inicio
y la espada que aguarda
la fecha de fin
Entre estos dos crepúsculos
los insomnes planetas
Qué importan las fortunas,
los fastos, los emblemas
las devociones, los santuarios
el Hidalgo de Cervantes
Qué importa la rutina del reloj
las calles de Alemania,
la literatura española
la aniquilación de los imperios
los mapas de Copérnico
Qué importa la muerte de César
el puñal invulnerable
el culto de Oriente
la moneda en la fuente
los evangelios apócrifos
el fondo del cementerio
Hoy, 15 de setiembre de 2014,
importa el instante
del cual me creo indigno
Milagros me descubrió
Estas cosas ocurren



                                       Horacio René Quinteros*





                       COMENTARIO SOBRE LA OBRA POÉTICA PRECEDENTE 

El poema amoroso se nutre de figuras alegóricas y tiene dos protagonistas:
Ella/la Amada y Él, Poeta, que en el corpus del poema va desglosándose en Poeta/Enamorado/Amado por obra del sentimiento hacia Ella, la Amada.



En la introducción, Él, invita a detener la mirada sobre Ella, la Amada, Ser que se mueve en lo oculto y la determina auténtica, la que habita el Principio, el Siempre, anterior a la palabra en signos.
Ella, amor del invencible Hércules, dice Él y acompaña esa beatitud con la imagen del metal indestructible.
En paralelismo sobre la figura mítica de Hércules y el hierro forjado, puerta, canal de bienvenida, entrada indestructible, muestra la enaltecida figura femenina que ocupa la magia del libre albedrío (lo mágico y lo libre), el Génesis y el Apocalipsis, el Alfa y el Omega, el principio de la vida y la fecha del fin “Entre estos dos crepúsculos “… la fecha de inicio/y la espada que aguarda/la fecha de fin”.
Él, Poeta, acude a una imagen, libro y manos, con el simbolismo que los dos elementos acreditan universalmente para dar paso a un verso fabuloso: “esta mañana ha llorado de amor” donde la lágrima es inmortal, sin dejar que el instante sea terrenal al determinar el tiempo (“esta mañana”).

Más adelante hay enumeración constante en un subliminal código secreto, pues pareciera que solamente Él y Ella, entienden la magnitud de los versos expuestos. El Lector intuye que hay un misterioso murmullo, algo que no puede revelarse nada más que para los Amantes, a quienes les pertenece por haber sido motivo de conversaciones compartidas:

“…los fastos, los emblemas
las devociones, los santuarios
el Hidalgo de Cervantes
…la rutina del reloj
las calles de Alemania,
la literatura española
la aniquilación de los imperios
los mapas de Copérnico
…la muerte de César
el puñal invulnerable
el culto de Oriente
la moneda en la fuente
los evangelios apócrifos
el fondo del cementerio…”

Asimismo, todo es mínimo para Él. La Amada/Ella, supera los sucesos de las eras y hace que exista un único instante en la historia. Luego, el sentimiento de indignidad ante lo majestuoso, lo supremo, la Amada, y todo lo que de Ella provenga, el Amor, la lágrima. 

Hacia el cierre, el nombre, Milagros, con todo los atributos de su etimología frente a un enunciado que dispara mayores interpretaciones: “Milagros me descubrió/ Estas cosas ocurren”, dos afirmaciones que se extienden sobre sí mismas y recrean metáforas en círculo.

Explico: Al llevar a primer persona y a tiempo presente, (Milagros me descubrió) un verbo tan frondoso como descubrir, Él/ Poeta/Enamorado/Amado/ asume que, además de estas cosas que ocurren y son remontadas por Ella para mostrárselas renovadas y tangibles, también la Amada posee milagrosamente el don de rescatarlo del desconocimiento propio, y lo alumbra, lo da a luz, lo abrillanta.

Cito el pensamiento del célebre maestro sufí, Attar, fallecido en 1229: “Ser libre de sí mismo y en el ardor del corazón encontrar al Amado” , párrafo que lleva al itinerario de amor que es el poema de Horacio René Quinteros, en el que se evidencia el batallar del corazón del Poeta/Enamorado/Amado y concretación del milagro en la figura de Ella/la Amada/Milagros

Ya en el cierre, clarividencia en la elección del nombre, "PRÓDIGO AMOR"  -que da en abundancia- y acertada distribución en las estrofas de sutil musicalidad.



*Horacio René Quinteros, novelista y poeta argentino de singular estilo literario.



IMAGEN: Internet


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