domingo, 11 de enero de 2015

ENTREVISTAS




ENTREVISTA A RICARDO TEJERINA 

POR “LILITHLA”


                                                                                                             Por  Fernando Veglia

Ricardo

“Leo, luego escribo”

P.: ¿En qué género literario encasillaría su obra?
R.: No me gusta encasillarme, pero si de “Lilithla” hablamos, para mí es un thriller con una gran dosis de divulgación acerca de cuestiones que solemos encontrar en otro tipo de literatura. Julio Carreras, el prologuista, lo advierte correctamente: en la superficie hay una aventura, pero subyacen cuestiones profundas, meditaciones y reflexiones que se orientan en la búsqueda de la verdad existencial.
 P.:¿Cómo nació “Lilithla”? ¿Cuál fue el disparador?
R.: “Lilithla” es la historia que quería contar. Es mi universo de sentidos narrados como novela. Cuando accedí al conocimiento del mito de “Lilith” (la primera mujer, anterior a Eva), supe que ése era el personaje que buscaba. Una mujer única que atraviesa los tiempos para cumplir su destino. En síntesis: una ficción por encima de lo natural, pero muy humana.
P.:¿Cómo ha sido el proceso de escritura?
R.: Vertiginoso para contar la historia, exigente y farragoso para pulirla y desmalezarla. Escribir la novela me llevó entre cuatro y cinco meses, sentir que estaba presta para ser publicada, cuatro años más. El escritor es artista y artesano. Creador de ficción y cultor del oficio.
P.:¿Qué autores lo influenciaron?
R.: Siempre es injusto nombrar algunos, pues otros tantos quedan en el tintero por subrepticios olvidos u omisiones fortuitas. A mí me gustan los cuentistas: Poe, Wilde, Quiroga, Borges, Walsh… Julio Carreras, que es excelente, novelistas como Mark Twain y los poetas de la estirpe de Baudelaire. Mi literatura está atravesada por ellos, y también por una forma muy visual de narrar. Creo que es algo así como escribir en celuloide, si vale la metáfora.
P.: ¿A qué público está dirigida?
R.:He allí la piedra angular de los editores: los públicos. Formar un público es una tarea magna, y muchas veces no se logra o se desiste en el camino. Yo escribo con dos propósitos: entretener y divulgar, por eso mis lectores son variados y heterogéneos. “Lilithla”, por ejemplo, puede ser una lectura para jóvenes con inquietudes metafísicas, o adultos que la lleven a la playa o la lean en el subte o el colectivo, entre labores. Los que buscan más encontrarán más, los que deseen sólo una aventura, también la obtendrán sin dificultad.
P.: ¿Qué ofrece al lector?
R.: Un espacio de reflexión a partir de una trama que intenta cumplir lo que promete, y un  despertar de la curiosidad a partir de algunos esbozos y referencias que son pistas para indagar más si el tema realmente interesa. Todo lo que escribimos se completa cabalmente con la continuidad que le da el lector. No hay otro modo.
 P.: Las referencias bíblicas y metafísicas son notorias ¿Cómo ha sido el proceso de documentación?
R.: Es el acopio de muchos años de lecturas y cavilaciones. Claro que después hubo que darle un sentido y reunir los datos y referencias de manera consistente y coherente con la historia. Para escribir primero hay que leer, y uno es más lo que ha leído que lo que ha escrito. Mi variante de Descartes es: “Leo, luego escribo”.
P.:¿Cuáles son sus futuros planes literarios?
R.: Me gustaría entrar de una vez en la poética. Es un género que admiro tanto, que muchas veces creo que es demasiado para mí. No obstante, tengo mi rincón del poeta, allí dejo algunos versos que se caen sin aviso. De todos modos, seguiré con las novelas. Ya estoy trabajando en la próxima que es también un thriller, pero en este caso psicológico. Me parece que estará para 2016. El año que viene será de puesta a punto de ese proyecto y de mucha labor en otro campo que me atrae mucho: la promoción y formación de nuevos autores nacionales.
                           
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