jueves, 26 de marzo de 2015

NOCTURNOS AMANECERES


Los tres poemas compartidos a continuación guardan similitudes con los NOCTURNOS,  espacio de penumbra interior y exterior, estado del ánimo que acompaña el momento del cierre del día, pues aunque en estos casos se menciona puntualmente el amanecer, los tropos y simbologías acreditan la nocturnidad, la pérdida de la luz amorosa.





                                                                                   
BALEIRA SOIDADE


Teño os dedos sedentos de agarimos
E máis da música morna na túa aperta.
Daquela airexa de paxaros,
Recendo da luz na mañanciña.

Hoxe  despertome tralos insomnios
E só teño orfandade entre as mans.




VACÍA SOLEDAD


Tengo los dedos sedientos de caricias
Y de la música tibia en tu abrazo.
De aquella brisa de  pájaros,
aroma de la luz en la mañanita.

Hoy me despierto tras los insomnios
Y solo tengo orfandad entre las manos.



M.R.-C.
LUZ DE RAIZAME 
POÉTICA GALEGA (2014)


                                                                               ***


AMANECER

Norah Lange


En el corazón de cada árbol
se ha estremecido la medianoche.

La noche se desmenuza
en lenta procesión de niebla.

Todas las tardes terminan su cansancio.

Los letreros luminosos duermen
el asombro de sus colores
y anticipan la contemplación de cada pobre.

En toda esquina vigila el sueño
y es tu recuerdo la única pena
que humilla la altivez de las aceras.

Lejos, el primer mendigo,
traiciona el portal donde ha dormido.

Y la ciudad se abre como una carta
para decirnos la sorpresa de sus calles.












SOLO EN SUEÑOS

Jaime Sabines



Sólo en sueños,
sólo en el otro mundo del sueño te consigo,
a ciertas horas, cuando cierro puertas
detrás de mí.
¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,
y ahora estoy preso en su sortilegio,
atrapado en su red!
¡Con qué morboso deleite te introduzco
en la casa abandonada, y te amo mil veces
de la misma manera distinta!
Esos sitios que tú y yo conocemos
nos esperan todas las noches
como una vieja cama
y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.
Me gusta decirte lo de siempre
y mis manos adoran tu pelo
y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.
Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,
y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.
A veces lo recuerdo. A veces
sólo el cuerpo cansado me lo dice.
Al duro amanecer estás desvaneciéndote
y entre mis brazos sólo queda tu sombra.


                                                                      ***

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