lunes, 23 de marzo de 2015

RESEÑAS



“El llamado de la selva y otros cuentos”, de Jack London 

                                 
                                               Por Fernando Veglia*
2013-04-11-21-21-25
En la biblioteca familiar, entre los viejos libros de la Colección Robin Hood, unos de tapa amarilla y que datan de la época de nuestros abuelos, estaba El llamado de la selva. Además de la famosa novela, contenía tres relatos: “El silencio blanco”, “La liga de los ancianos” y “El hereje”. Llamativamente, nada decía de la vida del autor.
Jack London estuvo ligado a la aventura: fue vagabundo, marino, contrabandista, buscador de oro, corresponsal periodístico. Afiliado al socialismo, estuvo del lado de los trabajadores, se presentó –sin éxito- como candidato a alcalde de Oakland y dio conferencias por los Estados Unidos. Cuando regresó de Alaska, de la truncada búsqueda de oro, decidió dedicarse a la literatura y legó al mundo excelentes obras, como Colmillo Blanco. Fue un escritor prolífico y metódico, aunque recibió varias acusaciones de plagio. Acabó con su vida en 1916.
El llamado de la selva narra la historia de un perro, llamado Buck. De ser la mascota del juez Miller y de la comodidad de una amplia casa en el Valle de Santa Clara llegará a las heladas tierras de Alaska. Conocerá los castigos del hombre, trabajará hasta el cansancio, sufrirá privaciones, luchará con otros perros por el liderazgo, verá morir a sus compañeros, defenderá a su amo y sentirá el llamado que lo conducirá a unirse a una manada de lobos y a ser temido por los indios Yeehats.
En “El silencio blanco”, Malemute Kid, Mason y Ruth, esposa del segundo, atravesaban una región helada en trineo. Tenían escasas provisiones y a los perros hambrientos. Durante una parada, un árbol cayó sobre Mason, dejándolo mal herido. Malemute Kid quiso esperar a que su amigo se recuperase, pero Mason lo persuadió de aguardar un día; Ruth estaba embarazada y era evidente que no sobrevivirían. Transcurrido el plazo y sufriendo privaciones, Malemute Kid afrontó una terrible decisión.
En “La liga de los ancianos”, Imber, un anciano Whitefish, fue a Dawson a entregarse a las autoridades; deseaba ser juzgado por sus crímenes. Confesados los asesinatos que había cometido, le preguntaron la causa. El anciano explicó cómo los hombres blancos empobrecieron y debilitaron a su pueblo, llevándose a los perros primero y luego a los jóvenes, legándoles costumbres nocivas y enfermedades desconocidas. Ante tales desgracias, él y otros Whitefish juraron vengarse de los blancos, asesinándolos silenciosamente. Sin embargo, sentía que era demasiado viejo y que debía comparecer ante la ley.
En “El hereje”, Charley regresaba a Tahití en la sobrecargada goleta “Petite Jeanne”. Durante el viaje, la viruela atacó a los pasajeros, enfermando a unos y matando a otros. El nerviosismo y la desconfianza crecieron, hasta que un huracán engulló la embarcación. Charley compartió una tapa de escotilla con Otoo -un Kanaka de Bora Bora-, ambos llegaron a un atolón, vivieron con los nativos y fueron rescatados por un crucero francés. En Tahití, intercambiaron sus nombres como signo de amistad y emprendieron, durante  diecisiete años, incontables aventuras. Otoo cuidó de Charley en todo sentido, como un amigo ejemplar. Sin embargo, en las islas Salomón, en ocasión de buscar objetos para trocar, llegó el trágico fin de la hermosa amistad.
En las cuatro obras, a través de un lenguaje sencillo y un estilo vivo, nos enfrentaremos a una naturaleza hostil y salvaje, sufriremos privaciones, lucharemos por sobrevivir, sortearemos eventos peligrosos, necesitaremos coraje y valor para continuar en busca de los objetivos, veremos perecer a los débiles, interactuaremos con nativos, tomaremos decisiones vitales y transformaremos nuestra visión civilizada. De principio a fin, viviremos la aventura. Viviremos, por unas maravillosas horas, en el universo de Jack London.

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Reseña de Fernando Veglia p/fernandoveglia 
*Escritor y articulista argentino.

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