domingo, 12 de abril de 2015

AUTORES NÓVELES



MADRUGADA

                                                                             Por Eugenio Pereyra Sala (Argentina)



Escribo desde el espacio, del estruendo y la agonía
Desde le punto que me mira en este papel reciclado
Escribo desde el ataque de iluminado poeta
Porque no sé la receta de aventura cotidiana
Y escribo de la macana que golpea mi conciencia
y dejo puertas abiertas al corazón lastimado
Escribo de lo abusado de este cuerpo que me pesa
la relación despareja de la emoción, alma y vida
La incertidumbre me mira y lo que sé solo en parte
me duele no saber darme entre principios y anales
las obras descomunales la sonrisa imperfecta
Soy un punto en esta raya interminable de vida
Soy parte de esta mentira, soy solo papel  y lápiz.
En el vacío, la praxis de un poeta amarillista
Lo que no me hace artista, solo un pregonero huraño
Un bufón, un ermitaño, un simplón de la palabra
Alguien que se ensaña en desgarrar garabatos.





MI CAMA ESTÁ COLMADA DE FANTASMAS

                                                                                Por Natalia Scialchi (Argentina)


La noche se tornó distinta, todo fue fugaz.
Lo que pudo ser un cuento de hadas,
se transformó para mí..., en una barrera de sensaciones.

Aún no estaba preparada
y él colmó mis sábanas.
Tomó mi cuerpo, mi mirada
y aniquiló mi alma.

Hoy, aquel pasado se hace presente,
es mi principal enemigo.
No puedo culpar al otro, el miedo es mío.

No sé lo que me ocurre.
Nadie podrá entenderme,
decido caminar sola.
Dicen que soy bella, la piel dorada.
Nada puedo creer, nada deseo escuchar.
No puedo armar mi presente, no puedo construir nada,
pesan demasiado sus heridas en mi cuerpo, en mi alma.

Nadie comprende mi mirada.
Nadie comprende el vacío de mi cama.
Nadie sabe que está colmada de fantasmas.




SOLO NOS QUEDAN LOS CUERPOS

                                                                              Por Víctor  Daniel López (México)



Solo nos queda el sexo
y es un sexo sin besos,
un sexo sin caricias,
sin lengua,
sin habla.

Solo nos quedan nuestros cuerpos,
frágiles
y lejos de ser
inmunes.
Nuestros cuerpos que se
estrellan
contra el vacío 
y las rocas.
Sin aliento,
sin rumbo,
sin sentido.
Huyendo de las olas.

Solo queda la noche
que grita, callada y sola,
la noche que oscurece
al alma triste y rota.

Queda la vida
para verla pasar,
el día para huir
de él;
el llanto para
acompañarle
y el universo 
para suplicarle.

Solo quedan las palabra

cargadas de pólvora,
labios de fuego, 
y besos tristes de invierno.

Queda el espectro
de una sonrisa
melancólica y lejana,
que yace bajo tierra
y que sale por las noches
a rondar aquellas calles
que en tiempo alguno
le pertenecieron
y fueron nuestras.

Queda la arena,
el viento;
una oscuridad inmensa
sumergida
bajo movimiento.

Quedas tú, 
quedo yo.

Y las memorias,
y el pasado, 
y la vida congelada
que alguna vez posó sobre
nuestras manos.



CRISANTEMOS AMARILLOS PARA UN AMOR DE ABRIL

                                                                              Por Eligio García Vázquez  (Perú)


Hoy que tengo aleluyas en mis manos
me gustaría
mientras lleno de sonrisas mi nostalgia
cantar una canción para María
hoy quiero esconder
mi bermeja incertidumbre en un suspiro
vestirme con exordios de ternura
fundirme en el piélago del río
hoy que tengo
mi canto desgarrado en los meñiques
quiero escribir mis versos
con ósculos de olvido
olvidar mis penas de Homo Sapiens
en la plausible belleza de las tardes
hoy que tengo ojos de Pascua
me gustaría
plagar con ocasos mi silencio
diluir mi soledad
en su voz de perejil
cubrir de otoño mis poemas
regalarle crisantemos amarillos
a este amor de abril.


* Obras seleccionadas en antologías poéticas de Editorial Dunken.

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