sábado, 5 de diciembre de 2015

OPINIÓN


LAS AMANTES SON RUBIAS

                                                                                                  Por Hilario Fraga Potel

     Poeta exquisita y escritora de versátiles y dinámicos recursos, en esta ocasión Marita Rodríguez-Cazaux, presenta una nueva selección de cuentos con un denominador común: la mujer rubia.
         Es evidente que la Autora se ha tentado a escribir sobre estas mujeres en especial, es decir, que ha destinado la historia sobre el personaje, tal como un pintor busca un punto de inspiración y arma el entorno dentro del marco.  De tal forma que estas mujeres que habitan sus cuentos, "no son rubias por azar, sino que se presentan y son rubias porque no vivirían la misma vida con melenas de otro color ni frente al propio espejo ni frente al mundo", lo dice bien Alejandro Arazo en la contratapa.
     Daltonismos personales —como ocurre con todo en la vida— llevarán a imaginar tonos y gamas que desprenden no solo las cabelleras, y en esto se desliza una intención solapada en la Autora azuzando al Lector para que sea él, quien los otorgue.
     Según ciertos filósofos, la frontera del riesgo amoroso es tan invisible que no pueden medirse los pozos y las alturas humanas. En esos mundos camaleónicos, insospechados,  transitando miserias y magnanimidades, quiérase o no, ocurre la vida. Así, es dado preguntarse quién puede dar como verdad absoluta que pasado, presente y futuro fueron vividos como se los quiso vivir y estar seguro de que toda causalidad fue encauzada personalmente de manera cabal. Convengamos en que la flexividad que tienen los instantes, aunque parezca que llevaran idéntico tiempo espacial para todos los hombres y mujeres, contiene infinitud de medidas y los sentidos humanos son difíciles de adiestrar para responder a exactas campanadas.
     Estos cuentos suponen géneros de relación, vínculos registrados o sin etiquetar, donde héroes y antihéroeos, principales y secundarios, abarcan el cuadro, son parte o lo generan, revelando un proceso de exploración de la Autora sobre los conflictos humanos.
     No puede negársele a la escritora argentina, el sentimiento del lenguaje al recrear la perspectiva de ese instante en que se produce la fascinación, el acierto en la imagen visual hecha palabra, tal como expresara el literato y dramaturgo Germán Cáceres, “Marita Rodríguez-Cazaux prueba poseer un dominio mayúsculo de la forma del cuento y una inagotable y fascinante imaginación”.  Alcance que corrobora el escritor y ensayista Federivo von Baumbach, respecto a la prosa de Marita, “la rodea la creatividad mágica del aura del instante  y  sus cuentos obligan al lector a modificarse después de cada lectura”, enunciado que sostiene también la poeta cordobesa Marta Emilia Picotto cuando asegura que en torno a las historias de Rodríguez-Cazaux “se bordea lo emocional para dejarnos la imagen externa e interna de sus personajes” parecen ser otra vez la clave, el tránsito por zonas íntimas y multiplicadas al mostrarse; los laberintos donde se internan los protagonistas y los que los circundan, incluido desde luego, el Lector.
   Quienes frecuentamos su lírica, sabemos que en ella predomina una sensual confidencia,  el sutil “medio tono”, voz subliminal que desnuda imagen y atmósfera, recurso notable que Marita Rodríguez-Cazaux vuelve a filtrar talentosamente en  LAS AMANTES SON RUBIAS, acomodándolo  como al descuido, para franquear todo tipo de conjeturas y apetencias en el Lector.
   Queda pues, celebrar la llegada de este nuevo libro de la escritora argentina, teniendo por cierto que el pronóstico de disfrute ha de cumplirse sustancialmente.    
 Valga, el sortilegio que, desde siempre, desprenden las melenas rubias. Y las mujeres.
                                                                                                                                                                                                                                                                                           
*Hilario Fraga Potel*,  
Catedrático y escritor gallego.


Imagen: Cortesía de Laura Mastracchio



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