martes, 29 de diciembre de 2015

PERIÓDICO IRREVERENTES

MAR ATROPELLADO

Por Leonardo Vinci
Gaviota
Tanto mar atropellado. Dicen que los pájaros no lloran; que las gaviotas celan el agua como si fuese el perfume de la tierra; que en la noche, ellas mantienen los cauces, adoctrinan a los astros, y forjan sobre las bigornias del cielo la mirada prematura del mundo. Pero su llanto, es lo que al vuelo las rutas del espacio sin eones, y el pedernal a los estigmas en cada uno de los infiernos del alma. Sus ojos se cierran, y viajan sin tiempo cuando la luz se aquieta; la lágrima, nunca es vista en su condición de lágrima, pero la noche toda se hace un silencio de charco. Y planean sus penumbras, como barriletes prohibidos de vidas pasadas, sobre el aire duro de troqueles y espuma, de par en par abiertas sobre las olas sus tristezas detenidas. Tanto mar atropellado que embiste y ama, voraz, con sus ojos invisibles, dejando marcas en el agua.

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