domingo, 17 de abril de 2016

PRESENTACIONES DE LIBROS



"EL CONVENTILLO"
DE ELISA SINGER

PRESENTACIÓN DE LA MESA LITERARIA A CARGO DE LA LIC. ESTER SPINER


            Hoy nos reunimos para presentar el primer libro de narrativa de Elisa Singer: El conventillo.
En primer lugar, nos referiremos a la autora. Tuve el placer de conocerla hace unos pocos meses cuando me convocó para meterme en “la cocina de la escritura”. El libro ya estaba casi terminado. Elisa lo escribió a lo largo de estos últimos años, Gabriela Moka, su nieta, se ocupó de la primera edición. Entonces apareció la necesidad de revisar algunos textos y buscar una editorial. Trabajé con Elisa para que alguna de sus ideas llegaran aún con más claridad a los lectores. Luego, el director de la editorial Acervo Cultural, Ricardo Feierstein, leyó el texto y se entusiasmó con la propuesta. No pasó mucho tiempo hasta que el libro fue publicado con una muy buena edición, con la colaboración de Lautaro Cucuza como ilustrador y Rubén Longas como diseñador y corrector. El libro incluye, además, valiosas imágenes: fotografías, planos, gráficos e incluso cartas manuscritas.
            Ya tenemos el libro en nuestras manos. No fue fácil para Elisa elegir los momentos más significativos de su vida, Es evidente que estamos ante una excelente autobiografía. Podemos señalar el carácter multifacético de esta mujer: hija, estudiante, esposa, madre, abuela, bisabuela, docente, física médica, investigadora y militante política. Las páginas de su libro trasuntan vida y una vida plena de experiencias, tanto gratas como dolorosas. Pero al leer su relato se percibe la valentía, la inteligencia y el amor por su familia y por el género humano. Del dolor y la tristeza, la autora supo rescatar el aprendizaje y el deseo de salir adelante enfrentando todo tipo de adversidades. Me recuerda las palabras del gran pedagogo brasileño Paulo Freire: “Convertir las dificultades en posibilidades”, tan acorde al modo en que Elisa Singer atravesó sus avatares, logrando alcanzar sus objetivos profesionales y, al mismo tiempo, luchar por el bienestar de su familia. Y allí aparece la niña, hija de inmigrantes judíos, en un conventillo del barrio de Palermo. La pobreza y los conflictos entre sus padres no impidieron que Elisa encontrara amistades y disfrutara de su infancia en el conventillo. Ese lugar de inquilinato que, en la Argentina, fue quizás el primer hogar de muchos inmigrantes a fines del siglo XIX y comienzos del  XX.
            En las primeras décadas del siglo XX se producen acontecimientos históricos, como los enfrentamientos entre potencias europeas, que echan por tierra la confianza en el progreso y el modernismo anunciados a fines del siglo anterior. Dentro de este contexto se producen grandes flujos migratorios intentando dejar atrás la guerra, la pobreza y la miseria. La búsqueda de trabajo, en algunos casos, y la posibilidad de vivir en libertad, en otros, empujan a muchas familias hacia otras tierras. América es uno de los puntos de destino preferidos. La historia que nos cuenta Elisa Singer empieza allá por 1930 y se extiende hasta nuestro días. El conventillo de la calle Billinghurst 1125 se convierte en  el protagonista principal de sus vivencias, ya que marca sus comienzos. La autora lo describe en detalle: el zaguán, los patios, sus plantas, las habitaciones, los baños, las cocinas. Espacios propios y espacios compartidos. Una “comunidad” ligada por lazos de solidaridad y , a la vez, de respeto por la intimidad .
            Leemos en el capítulo VIII, El secundario y sus amistades:
             A Yolanda Torrisi yo le relaté con tanto detalle y con tanto amor cómo era el conventillo y sin inventar aparentemente nada que cuando terminé ella me dijo: “ Entonces vos vivís en un palacio”. Me emocionó su reflexión porque recién ahí percibí que mis sentimientos conducían a que el otro lo viera como yo lo vivía.
            Uno pone un poco de creatividad en las paredes que habita y aprende a quererlas según cómo le va entre ellas. Eso se transmite. 
            El texto tiene mucha frescura y espontaneidad. El narrador en primera persona es testigo y a la vez protagonista. Aparece también el uso del impersonal cuando reflexiona acerca de la anécdota. Y allí reside también uno de los aciertos del libro. El relato de experiencias conduce casi siempre a la reflexión. Es frecuente, durante la lectura de El conventillo, que el lector sienta la necesidad de detenerse, levantar la cabeza y hurgar en sus propios recuerdos. 
            Otro elemento que destacamos y que le da un toque de humor al texto es la ironía:
            La vivienda de los gatos, únicos inquilinos que no pagaban el alquiler, estaba por encima del techo de los baños y de la cocina de la pieza del fondo; (...)Y, más adelante, leemos: Nosotros, los chicos, éramos muy importantes en el barrio. Cortábamos el tráfico por Billinghurst entre Cabrera y Gorriti para jugar al vigilante y al ladrón (y vaya casualidad era más atractivo ser ladrón que vigilante), (...)
            Con respecto a la temporalidad, podemos señalar que el relato no sigue siempre un estricto orden cronológico, puesto que avanza y retrocede en el tiempo cuando alguna vivencia lo requiere . Además, establece conexiones entre los hechos de su biografía y el momento histórico que está atravesando el país en el contexto mundial:
            Casi sin darme cuenta, desde muy chiquita yo fui absorbiendo la situación política de aquel entonces. Las noches de verano, los vecinos se sentaban a tomar fresco y compartir recuerdos de sus años mozos, y los menores éramos testigos del relato de su pasado, mezclado con los cuentos de terror y la ausencia de esperanzas. Desfilaban las críticas a Hipólito Yrigoyen, a Alvear y su esposa (…), y bajando el tono, nombraban a Uriburu. Después irrumpían contra el gobierno de Justo. Yo asociaba la Semana Trágica con represión, muertes e incendios, y el sentimiento que expresaban era algo así como el “Nunca más” actual. (…)
            En cuanto a los personajes, la autora los retrata con tanta fidelidad que permite imaginarlos aun antes de observar la hermosas fotografías que acompañan el texto:
             Este era el hogar de Doña Balbina, con su elegante rodete, el cabello liso, semicanoso recogido prolijamente para atrás; alta y delgada, erguida, de buenas formas no prominentes, nariz recta, labios sensuales y ojos apacibles. Usaba tacos finos y altos que resaltaban sus tobillos y piernas delgadas, bien formadas, de buen andar, agradable y gran garbo. ¡Cómo la quise! Ella usaba ropa adecuada para su edad -en esa época se era mayor a los cuarenta y pico- y vestía lutos que nadie recordaba bien por quién.
            Son muchos los personajes descriptos por la autora y ella misma se ocupa en tanto narradora de señalar que son “sus personajes” . La verosimilitud del relato no está en juego. Ficción y realidad se entrelazan en los recuerdos. Así cuando al poeta Baudelaire le preguntaban: "¿Cómo sabes que esa leyenda es la verdadera?". Él respondía:¡Qué me importa la realidad que se halle fuera de mí, si  me ha ayudado a vivir, a sentir que soy y lo que soy.”  Del mismo modo,  nos dice Elisa Singer:
            No sé cómo se conforman los recuerdos, pues en mi mente está grabado un coche de carrera en la puerta de la cocina de ellos (Doña Balbina y sus hijos), en el segundo patio. (…)  Lo que debo reconocer es que nunca supe si participaron en una carrera o no, pero eso es lo de menos, son mis personajes.
            Los recuerdos se presentan, algunas veces, de manera desorganizada creando imágenes y sensaciones  entremezcladas; sin embargo, la autora los ha reunido en una historia atrayente que aborda distintas temáticas; entre ellas, el lugar que ocupa en su vida la docencia y la militancia.
            A veces es penoso tomar conciencia de lo que significa una educación para pocos; la batalla que librábamos era para asegurar que la transmisión de la enseñanza permitiera incorporar a la mayor parte de alumnos. La Carrera de Ciencias Físicas estuvo durante muchos años en manos de gente carente, (…) de un vínculo humano que posibilitara la transmisión de conocimientos a los demás, y mucho menos  la planificación de los contenidos y el lugar de trabajo e investigación para los físicos egresados de nuestra Universidad.
            Elisa va a ejercer la docencia en forma particular en su vivienda del barrio de Devoto -en una primera etapa- para suplir necesidades económicas, más adelante en la Universidad Tecnológica y actualmente en Mevaterapia con el objetivo de formar y asesorar a los profesionales en su especialidad como Física Médica: la Radioterapia. Con respecto a la militancia, comienza en el conventillo cuando Elisa no acepta las injusticias, cuando quiere salir de la pobreza, cuando escucha las discusiones entre sus padres, cuando describe a a sus personajes: vecinos, familiares y amigos con toda la crudeza de las circunstancias que les toca vivir.
            Y los días de lluvia, ¿dónde se meten los niños pobre en los días de lluvia? En la escuela los chicos somos pocos. Por el agujero de la suela, los zapatos absorben el agua de la acera mojada, el delantal se moja y parece arrugado, y uno parece más flaco y chupado, (…) La pena como una llovizna también se mete en los huesos y se absorbe por la piel, se inhala en el ambiente, se hace más temprana y uno camina agachadito y tímido, como perro en cancha de bochas, pero la escuela es un premio, llegar a ella y encontrar a tu maestra te enaltece.
            Allí se percibe la sensación de desamparo, pero también el deseo de participar en el entorno social y político con el compromiso de ayudar a sus semejantes en la conquista de sus derechos.  “Uno se conciencia de que la “pertenencia” o la “identidad” no están talladas en la roca, de que no están protegidas con garantía de por vida, de que son eminentemente negociables y revocables. Y de que las propias decisiones de uno, los pasos que uno da, la forma que tiene de actuar (y la determinación de mantenerse fiel a todo ello) son factores cruciales en ambas.”, señala el sociólogo Zygmunt Bauman.


Lic. Ester S. Spiner presentando el libro de Elisa Singer

            Finalmente, no pretendemos abarcar en esta presentación todas las reflexiones que surgen  frente a la lectura de El conventillo de Elisa Singer, pero quisiera marcar aún dos aspectos. Por un lado, la fuerte emoción que traspasa las páginas del libro en los relatos de Elisa- niña y Elisa -adolescente acerca de su familia: sus padres, su hermano, el abuelo, los tíos, los primos  y luego, Elisa- mujer cuando habla de su esposo, suegros, hijos, nietos y bisnieto; por otro lado, la conformación de la identidad de una hija de inmigrantes polacos que traen consigo sólo una “pequeña valijita”, el idish como lengua materna, la cultura del esfuerzo y del trabajo y la esperanza de adaptarse y ser incluidos en una sociedad muy alejada de sus raíces.

Lic. Ester Silvia Spiner y la autora 

Profesora y escritora Lic. Ester Silvia Spiner




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